Las muchas Kate del Castillo y sus infames mentiras

Por ANDRÉS TAPIA

¿Qué balance hace Kate del Castillo desde el punto uno –digamos ubiquemos el asunto en el tweet que mandaste al Chapo Guzmán–, a lo que ha pasado todo este tiempo y el momento qué vives? ¿Qué balance puedes hacer hoy?

La pregunta la formula la periodista mexicana Carmen Aristegui. Su entrevistada, la actriz –también mexicana, bueno, hoy por naturalización también estadounidense– Kate del Castillo, descrita por Diane Sawyer y el programa televisivo 20/20 de la cadena estadounidense ABC como una “latina superstar” (supongo que al decir superstar suponen que está a la altura de Meryl Streep, Juliette Binoche o Helen Mirren), suspira (o parece que suspira, en realidad a mí me parece que está tratando de inhalar oxígeno porque la realidad la está ahogando).

Y… oh… pasaron tantas cosas… de entrada nunca me imaginé que un tweet iba a causar todo lo que causó hasta el día de hoy. Mmm… eh… creo que el, el, el… es que todavía no encuentro balance para ser sincera, no encuentro balance todavía…

Kate se atropella, se tropieza, busca las palabras, las respuestas. Se remite a un texto que publicó en su página de Twitter en enero del 2012. Un texto que Kate “de Beauvoir” del Castillo describe como una carta a corazón abierto. Pero Kate se ahoga, se asfixia, y Carmen Aristegui tiene que salir a rescatarla

Uno preliminar, digamos…

La intervención de la periodista surte efecto, pero Kate ha tragado mucha agua…

Eh, eh, eh… pues, eh… la corrupción… mi na… ser un poco naïve, por decirlo de alguna manera, el creer en ciertas personas, el querer hacer una película, porque esa fue toda mi intención. Al final, ya ahora, esta vez que fui a verme con el señor… este… pero que no tiene nada que ver con el tweet, ese tweet que yo mandé hace tres, cuatro años, eh… fue nada más una carta a corazón abierto, nada más, nunca me imaginé que él se… me iba a contactar tres años después. Ahora… mmm… me doy cuenta de todo lo que sucedió… si hubiera sabido que iba a suceder todo esto, porque como que todo se fue… eh… de un lado equivocado, tal vez no lo hubiera hecho. O lo hubiera hecho pero diferente.

Yo no entendí del todo lo que quiso decir, pero es justo señalar que yo no dispongo de la estatura intelectual de Kate “de Beauvoir” del Castillo, de modo que pido se me juzgue con no demasiada dureza por no saber interpretar su extraordinaria retórica.

Sin embargo, creo que cuando la Meryl Streep mexicana dice que es un poco naïve, que creyó en ciertas personas, que quería (quiere) hacer una película, pero nada de eso tiene nada qué ver con el tweet de enero de 2012 en el que escribió perlas como éstas: “Hoy creo más en el Chapo Guzmán que en los gobiernos que me esconden verdades aunque sean dolorosas…” “Sr. Chapo, ¿no estaría padre que empezara a traficar con el bien?” “Anímese, Don, sería usted el héroe de héroes, trafiquemos con amor, usted sabe cómo”, lo que en realidad quiere es justificar el hecho de haberse reunido el pasado mes de octubre con el mayor narcotraficante que ha conocido el mundo después de Pablo Escobar Gaviria; con un hombre que ha ordenado torturar y asesinar a cientos, miles de personas –culpables o inocentes, criminales o incidentes, conscientes o naïve–, amén de haberse fugado dos veces de dos prisiones de máxima seguridad con el concurso de las autoridades de uno de los países que, de acuerdo al Índice de la Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, puntúa entre los más corruptos del mundo (http://transparencia.org.es/wp-content/uploads/2016/01/tabla_sintetica_ipc-2015.pdf).

Kate tiene que hacerlo. No tiene opciones. Después de todo, por ser “un poco naïve” (y por naïve debe entenderse: “Me reuní con un narcotraficante, con el líder de un cártel de la droga, con un asesino, con un prófugo de la justicia que, a pesar de todo eso, tiene hijos, esposa, los ama, es un ser humano que vivió en la pobreza y tuvo que hallar una forma de escapar de ella y sobrevivir, no importa a costa de qué, como tampoco de los ríos de sangre derramada por su causa, sobrevivencia y redención… En realidad yo sólo quería hacer una película”), hoy tiene que salvar su pellejo, su reputación y su carrera, la cual se fundamenta, básicamente, en una teleserie basura llamada “La Reina del Sur”, en donde, curiosamente, interpreta a una narcotraficante.

Y no sólo por eso. Por alguna extraña razón, una razón que la gente decente nunca entenderá, Kate “la Madre Teresa” del Castillo, encuentra en Joaquín Archivaldo Guzmán Loera visos de humanidad. A Diane Sawyer, en la entrevista del programa 20/20, le dijo que tras ver el video que publicó la revista Rolling Stone –y en el que el narcotraficante, prófugo y asesino que hoy reclama sus derechos humanos al gobierno de México le concede los derechos de la entrevista a ella y al actor Sean Penn– se sintió “conmovida”.

“Cuando lo vi me sentí conmovida, verdaderamente conmovida”, dice Kate mientras contempla una fotografía del Chapo Guzmán extraída del video. Al escuchar la declaración de Kate, Sawyer se lleva la mano izquierda a la barbilla y dice: “Estabas conmovida por su…” Sawyer no termina su argumento, Kate la interrumpe y continúa: “Me conmovió que él hiciera esto por mí… enviármelo (el video) con todo el riesgo que ello implicaba… ¿Sabes?, fue algo demente… Nunca habíamos visto un video de él”.

El video no fue lo único que conmovió a Kate. La noche de su encuentro con el narcotraficante, prófugo y asesino, hubo un momento en que ella se quedó sola con el narcotraficante, prófugo y asesino, y ella sintió, por un momento, que estaba en peligro. Por fortuna, no pasó nada.

“Él me jaló la silla y me levantó del asiento y yo nomás me recliné en la mesa y volteé a ver a mis amigos y les dije, bueno, pues adiós. Camino un poquito. Y justo cuando das la vuelta, ahí ya estábamos él y yo solos, ya estábamos fuera de la vista de cualquiera. Entonces esos segundos que llegamos, de ahí a a esa vuelta, yo pensé muchísimas cosas. Me pasó toda mi vida por la cabeza… Obviamente mi familia, pero en el momento en el que volteamos me tomó de una manera tan especial, algo que las mujeres, nosotras sabemos cuando un hombre –conocemos a los hombres–, yo conozco bien a los hombres, y sé cuando me tocan con intención y cuando me tocan sin intención”.

Voila! El Chapo Guzmán, el narcotraficante, prófugo y asesino, tiene sentimientos y es un caballero. ¡Wow! Un enano de mierda, que a Kate no le parece tan enano (ni tan malo), se comporta como un caballero. Tony Soprano, el personaje de ficción de la serie Los Soprano, también se comportaba, llegado el momento, como un caballero. Pero, a final de cuentas, la gente decente e inteligente (entre la cual no figura, digámoslo con todas sus palabras, Kate del Castillo) no olvidaba ni obviaba, que era un criminal y un asesino.

Kate, empero, siendo un poco naïve, no se da cuenta de ello.

“Todo el crimen organizado, todas estas miles y miles y miles de muertes de las que hemos sido víctimas todos los mexicanos no nada más es culpa de ‘El Chapo’, no lo estoy disculpando, ni estoy de acuerdo con lo que hace… Simplemente creo que para el Gobierno es muy fácil echarle la culpa de todo a ‘El Chapo”.

En esto tienes razón, Kate “Merkel” del Castillo. Toda la mierda que existe en este país llamado México no solamente es culpa de “El Chapo”. Es culpa de los que votaron a un presidente guapo que no sabe leer; es culpa de los políticos corruptos (y por definición en México cualquier político es corrupto no importa al partido al que pertenezca) que excepto llenar sus bolsillos y atender a sus intereses no hacen nada más; es culpa del pueblo mexicano que se deslumbra por las historias de éxito de los narcotraficantes y los consideran modelos a seguir. Es culpa mía por dedicarte más atención de la que mereces. Es culpa tuya por querer verme la cara de idiota como se la has visto a quienes por estimarte y quererte has convertido involuntariamente en tus cómplices.

No eres la gran actriz, Kate. No eres tampoco la gran activista. Tampoco eres la rebelde con causas. Ni la irreverente, ni la iconoclasta, ni la oveja negra, ni nada.

Eres tan sólo la amiga de un narcotraficante, prófugo y asesino.

Nunca lo olvides.