Por ANDRÉS TAPIA

En el año 2010, un chico estadounidense llamado Kevin Systrom, de entonces 27 años, rentó una casa en Baja California, México. Había viajado junto con su novia para tomarse un descanso de la “realidad”. Un día, mientras caminaba por la playa con su chica, ella le preguntó cómo es que un amigo suyo había subido a una red social “fotos tan increíbles” con una aplicación que el propio Systrom había desarrollado unos meses antes. Él respondió llanamente: “Filtros”.