El amor-odio es acaso el más excelso y extraordinario de los sentimientos que existen: amas y odias a la misma persona con la misma intensidad, como si tal cosa fuese posible
Por ANDRÉS TAPIA
El amor-odio es acaso el más excelso y extraordinario de los sentimientos que existen: amas y odias a la misma persona con la misma intensidad, como si tal cosa fuese posible
Por ANDRÉS TAPIA
Por ANDRÉS TAPIA
El 15 de agosto de 1942, sólo unos días antes de que iniciara la Batalla de Stalingrado, mientras en Vichy, Francia, 5,000 judíos eran arrestados y tropas alemanas capturaban el histórico pueblo ruso de Georgiyevsk en las faldas del Caucaso, Marcelin y Francine Dumoulin, una pareja de granjeros suizos, salieron del pueblo de Chandolin, situado en el cantón suizo de Valais, con la intención de llevar a su ganado a pastar en las montañas de la región.
Zapatero y profesora por oficios, padres de siete hijos, Marcelin y Francine tomaron rumbo esa mañana hacia el glaciar de Tsanfleuron. A la distancia, el hermano de uno de ellos les atisbó con unos binoculares. Sería la última persona en verles con vida.