Por ANDRÉS TAPIA

No debería contar esta historia… pero de cualquier modo lo haré.

La Nochebuena del año 2014, Enrique Peña Nieto ordenó a todos los empleados de la Residencia Oficial de Los Pinos, en la Ciudad de México, que se marcharan a casa. Se quedaría con sus hijos (Paulina, Alejandro y Nicole) y con las hijas de su esposa Angélica Rivera (Sofía, Fernanda y Regina), a celebrar la cena de Navidad. Dos, tres, cuatro, acaso seis guardias presidenciales pero no más, y un número reducido de soldados del Ejército Mexicano que custodiaban el perímetro, se encargarían de la seguridad del presidente de México y su familia.