Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: FERNANDO ACEVES
Look up here, man, I’m in danger
I’ve got nothing left to lose
I’m so high it makes my brain whirl
Dropped my cell phone down below
Ain’t that just like me?
Lazarus
Uno de los primeros días del mes de enero del año 2000, un teléfono sonó en la redacción del periódico Reforma de la Ciudad de México. Apenas escuchar el timbre, Carlos Meraz y yo nos sobresaltamos. Descolgué, encendí el altavoz, dije “Hello!” y, acto seguido, una voz de inconfundible acento londinense y coloratura de barítono, exclamó: “Soy David Bowie, chicos. ¿Cómo están?”.