Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: EFE

A mis hermanos, el de sangre y el de vida: Pablo y Roberto

Durante la segunda mitad de septiembre y los primeros días de octubre del año 1991, un chico que recién había cumplido seis años aprendió de primera mano cómo funcionaba el fuego de artillería. El Ejército Popular de Yugoslavia (JNA, por sus siglas en serbo-croata), apoyado por una facción de serbios-croatas llamada SAO Krajina, se enfrentó a la Guardia Nacional Croata (ZNG por sus siglas en croata), la cual recibió apoyo de la policía local, en el contexto de lo que se denominaría la Guerra Croata de Independencia.

El chico vivía en la ciudad de Zadar, una pequeña villa situada en el Mar Adriático, que en ese momento era un objetivo importante del JNA que buscaba levantar el cerco que habían establecido las informales fuerzas militares de Croacia (formadas mayormente por la policía y un grupo de voluntarios) sobre los cuarteles federales de la República Popular Socialista de Yugoslavia, los cuales albergaban una gran cantidad de equipo militar pesado que los croatas necesitaban con desesperación para pelear por su independencia.

Por ANDRÉS TAPIA

Más de una vez, el periodista mexicano Carlos Puig ha asegurado que hay ocasiones en que las columnas se escriben solas.

Es martes, 29 de marzo, y en la Ciudad de México pasan de las 14:00 horas. La temperatura raya en los 27 grados Celsius. No soy feliz, pero hoy me siento feliz, y quizá por ello suelto en silencio una carcajada cuando me entero, a través del periódico Reforma de la Ciudad de México, que un hombre llamado Alexander Caviel –británico, 21 años, de profesión asesor financiero y oriundo de Chelmsford, Essex– se fue de juerga, bebió una docena de shots de un coctel llamado Jagerbombs –más unos cuantos tragos de champagne y Amaretto Disaronno– y terminó su borrachera a 1448 kilómetros de donde la inició: ¡en Barcelona, España, sin haber tenido conciencia de cómo llegó ahí!

Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: AFP

Afganistán es un país extraño y reciente, por más antiguas que sean las planicies y las montañas que comprenden su geografía. Fundado en 1747 por Ahmad Shah Durrani –quien unificó a las tribus Pashtun–, los lugares comunes de la memoria colectiva apenas lo aluden a partir de la invasión de la otrora URSS (1979), y de la guerra emprendida en contra del régimen Talibán que lideraron los Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La esperanza de vida de un habitante de Afganistán es de casi 51 años, una tasa bajísima que ubica a esa nación del sur-centro de Asia, en el sitio 222 del Mundo, es decir, sólo por arriba de Guinea-Bissau y Chad.

Por ANDRÉS TAPIA

La noche del domingo 26 mayo de 2013, poco antes de las 22.00 horas, un hombre enfrentaba un naufragio. Miguel Herrera, director técnico del Club de Fútbol América de México, en medio de una lluvia pertinaz, contemplaba su reloj mientras su equipo perdía frente al Cruz Azul por un marcador global de 2 goles a 0.

Por ANDRÉS TAPIA // Foto: REUTERS/Gustau

A Roberto Castañeda, Pablo Quintana, Óscar Olvera y Aníbal Santiago: los únicos blaugranas que valen la pena

–Señor –dijo aquel chico a mi padre–, su hijo da patadas.

Aunque me alejaba –corriendo, gritando, con los brazos abiertos, mirando al cielo y festejando un gol– alcancé a escucharlo.