Por ANDRÉS TAPIA

Su nombre, dos palabras, no arroja nada en el motor de búsqueda de Google. Es necesario agregar dos o tres más para que el algoritmo se repliegue sobre sí mismo y encuentre seis referencias directas y dos indirectas. Y no habrá más. Y no tendría porqué. Ocurrió hace 30 años y fue una suerte de pequeño milagro que sólo unos cuantos pudimos escuchar.

Llegó a mí en forma de una cinta de audio llamada casete, un formato de grabación de sonido creado en la década de 1960 y cuya extinción tuvo lugar en los primeros años del siglo actual. Fue el regalo de un amiga, Rosario Valeriano, quien el año de 1988 trabajaba en el departamento de prensa de la discográfica EMI Capitol México.

A Mauricio Hammer

Por ANDRÉS TAPIA

Una mañana soleada del mes de octubre de 1997, en un galerón habilitado como sala de prensa en el Autódromo de los Hermanos Rodríguez de la Ciudad de México, un hombre joven de 29 años se puso en pie cuando David Ramírez, encargado de prensa de la discográfica BMG Ariola, levantó un micrófono para ofrecerlo a una centena de periodistas ahí reunidos. Lo hizo después de tres segundos, lapso en el que Ramírez agitó el micrófono en el aire con la mano derecha, mientras que con un ademán de la siniestra parecía preguntar “¿quién?”.