Por ANDRÉS TAPIA

En la mitología griega, Sísifo —el astuto rey de Corinto, ladrón consumado y embaucador por excelencia—somete a Tánatos (dios de la muerte) cuando éste se presenta ante él para hacerle pagar una afrenta perpetrada en contra de Zeus, y lo encadena. En consecuencia, durante algún tiempo nada ni nadie puede morir.

Hades, guardián del inframundo y hermano de Zeus, impreca a éste y le exige libere a Tánatos. Zeus envía entonces a Ares, dios de la guerra, a cumplir con este cometido; tras conseguirlo, Sísifo es enviado al inframundo. Pero el rey de Corinto, anticipando una situación así, tiempo antes había solicitado a Mérope, su esposa y una de las siete Pléyades, que cuando muriese dejase insepulto su cuerpo y no le ofreciese ningún ritual funerario.

Sísifo se queja ante Hades por las omisiones de Mérope y solicita su venia para volver a la vida y castigarla por ello. Pero Sísifo no tiene intenciones de regresar al inframundo. Y no lo hace hasta que, después de muchos años, muere por segunda y definitiva ocasión.

Por ANDRÉS TAPIA

Una leyenda contenida en el primer libro de crónicas en latín (de los dos que existen) titulado Flores Historiarum (Roger of Wendover, Siglo XVIII), refiere la historia de una mujer llamada Godgifu que, compadeciéndose de las penurias que padecían los habitantes de la ciudad de Coventry, en Warwickshire, debido a los elevados impuestos que les cobraba su marido, Leofric, conde de Mercia, le pidió a éste los redujese sustancialmente.

Por ANDRÉS TAPIA

En la Mitología griega, y de acuerdo a la Teogonía de Hesiodo, Atlas fue uno de los titanes que enfrentaron a Zeus en una guerra. Por ello, fue condenado a sostener sobre sus hombros y espaldas los cielos.