Por ANDRÉS TAPIA

El 21 de febrero del año 2002, en un video que fue hecho público a través de Internet, lo que podría ser llamado “la Era del Terror propagada a través de medios noveles y alternativos”, fue inaugurada oficialmente a través de la World Wide Web. En dicho video, el periodista Daniel Pearl –estadounidense por nacimiento, judío por religión y corresponsal del diario The Wall Street Journal– fue decapitado por un grupo de radicales islámicos que le secuestraron el 23 de enero de ese mismo año en la ciudad de Karachi, en Pakistán, bajo el argumento de que ejercía labores de espionaje para el gobierno de Washington.

Pearl fue asesinado nueve días después de su secuestro, con precisión el 1 de febrero de 2002, y su cuerpo –fragmentado en diez partes–, sería hallado hasta el 16 de mayo siguiente, en una fosa cavada superficialmente en el pueblo de Gadap, situado a unos 48 kilómetros al norte de Karachi.

Por ANDRÉS TAPIA // Ilustración: 2dforever

Cuando John Winston Shackleford contempló los 17 peldaños de la escalerilla con tal de medir de alguna manera lo que faltaba para el fin, no evitó pensar en Yuri Gagarin y Rabelais…

Uno…

…frente a él estaban los colores primarios y muchos más; sin embargo, su mente se había extraviado en el azul de cielo y mar que parecían uno solo pero en realidad no. ¿Aún será azul la Tierra? Baissez le rideau, la farce est jouée. La paráfrasis de las palabras del cosmonauta la pronunció mordiendo en silencio cada letra; la frase atribuida al escritor francés apenas resonó en su mente.

…dos…

Ambas le gustaban, ninguna le bastaba.

Por ANDRÉS TAPIA // Foto: ANNA KAIM / POLISH PLAYBOY

No puedo guiar a mis lectores a ninguna parte porque no conozco el camino.

La frase no es mía, pero no la entrecomillaré porque pretendo hacerla mía. Y lo siento mucho, Etgar, hermano mío, pero voy a robártela.

Es un día común. Pero extraño. Común porque estoy fuera de la oficina, fumando un cigarrillo, en el mismo sitio en el que suelo fumar cigarrillos: una jardinera del edificio contiguo al que alberga la editorial en la que trabajo. Un guardia de seguridad pasea por ahí pero me ignora mientras piensa: “El mismo tipo de siempre que fuma cigarrillos sentado en el borde de la jardinera”.