Por ANDRÉS TAPIA

En el tercio final de la película The Shawshank Redemption (Frank Darabont, 1994), Andy Dufresne (Tim Robbins) pregunta a su amigo Red (Morgan Freeman) si cree que abandonará alguna vez la prisión de Shawshank en la que ambos están recluidos. Dufresne ha permanecido ahí 19 años por un doble asesinato que no cometió; Red, en cambio, es culpable de homicidio en primer grado y ha cumplido 39 años de una sentencia de cadena perpetua. Red, cuyo nombre completo es Ellis Boyd Redding, le responde que sí: “…un día, cuando tenga una larga barba blanca y dos o tres tornillos sueltos, me dejarán salir”.

Con una mueca que forcejea por convertirse en sonrisa, un visaje que se corresponde tras dos meses de estancia en solitario en “el hoyo”, Dufresne replica: “Te diré a donde iría yo… Zihuatanejo (…) está en México. Un lugar pequeño en el Océano Pacífico. ¿Sabes qué dicen los mexicanos del Pacífico?”.

Por ANDRÉS TAPIA

Cursaba los estudios universitarios en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García cuando, una noche, el entonces director de la misma, Manuel Pérez Miranda, contó a la clase una historia extraña a propósito de no puedo recordar porqué. Era algún momento de la década de 1960 –quizá finales– y los técnicos, operadores y personal especializado del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México notaron que algunos de los aviones que aterrizaban por la noche, exhibían en el fuselaje notorios orificios ocasionados por balas. “¿Qué demonios está ocurriendo?”, se preguntaron.