Por ANDRÉS TAPIA

Es difícil creer lo que dice Nepomuceno Moreno. Aunque esté diciendo la verdad. Y es mucho más difícil cuando con una sonrisa diáfana –y por diáfana debe entenderse: que deja pasar la luz–, dice: “Aquí andamos… buscando a nuestro hijo”.

Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: TOM CHAMBERS

Quienes lean estas líneas y no estén familiarizados con la expresión que da título a esta columna, tendrían que saber que esta última forma parte de la ideología, la idiosincrasia y los modus vivendi y operandi de la gente nacida en México. Paradójicamente, a pesar de que se halla situada entre dos signos de interrogación, no se trata de una pregunta, sino de una afirmación. Y lo que afirma es una verdad de Perogrullo, matizada con el singular cinismo de una sociedad poco adepta al cumplimiento de las reglas y en cambio adicta a la impunidad: “un poco no es demasiado”.

Por ANDRÉS TAPIA

Carl Jung llamó sincronicidad a “la simultaneidad de dos sucesos vinculados por los sentidos pero de manera no causal”. No es sencillo explicar esto, pero lo intentaré.

Un hombre se halla en el intento de escribir un relato acerca de una entrevista que sostuvo con el escritor mexicano Carlos Fuentes hace 16 años. Es casi la medianoche de México y el relato avanza… pero no va a ningún lado. Cuando el hombre cae en la cuenta de esto, inexplicable y repentinamente vuelve a una vieja obsesión: analizar el comportamiento de los asesinos mexicanos que forman parte del crimen organizado.

Por ANDRÉS TAPIA

Juego al juego de la guerra por las noches. Y a veces durante los días. Cuando lo hago dejo de ser Andrés, aunque sólo sea por unos minutos, y me convierto en el rey Solfarid. Con ese nombre e identidad, defiendo y peleo por el reino de Brittania. Mi reino.