Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: TOM CHAMBERS
Quienes lean estas líneas y no estén familiarizados con la expresión que da título a esta columna, tendrían que saber que esta última forma parte de la ideología, la idiosincrasia y los modus vivendi y operandi de la gente nacida en México. Paradójicamente, a pesar de que se halla situada entre dos signos de interrogación, no se trata de una pregunta, sino de una afirmación. Y lo que afirma es una verdad de Perogrullo, matizada con el singular cinismo de una sociedad poco adepta al cumplimiento de las reglas y en cambio adicta a la impunidad: “un poco no es demasiado”.
José G. Moreno de Alba, un lingüista, filólogo y escritor mexicano fallecido recientemente, fue una de las pocas personas que advirtió un dejo subversivo en la pregunta “¿Qué tanto es tantito?”, si bien sólo se detuvo a explicar su connotación lingüística y a rastrear su uso.
En el libro Suma de minucias del lenguaje (Fondo de Cultura Económica, México, 2003), Moreno de Alba reflexiona: “Creo que sólo en México se hace tan curiosa pregunta, cuya respuesta podría ser algo así como ‘tantito es muy poco’. Tantito es diminutivo de tanto. Por su parte, tanto es voz de sentido cuantitativo que funciona tanto como adjetivo (‘no soporto tanto ruido’), como sustantivo (‘el libro cuesta tanto, ¿lo puedes pagar?’) o como adverbio (‘te necesito tanto que no te dejaré ir’). Obsérvese que, si en cualquiera de los enunciados anteriores se permuta tanto por tantito, cambia el sentido de tantito que, sin dejar de ser adjetivo, sustantivo o adverbio, pasa a significar ‘poco’: ‘tantito ruido’ (‘poco ruido’), ‘el libro cuesta tantito’ (‘cuesta poco’), ‘te necesito tantito’ (‘te necesito poco’)”.
La segunda acepción que de tanto ofrece la RAE, es: “tan grande o muy grande”. El significado de tantito, diminutivo de tanto, es “poco”. Luego entonces, tanto y tantito, palabras madre e hija, valga la expresión, en una misma frase pasan a ser antónimos una de la otra y a representar una ruptura no sólo lingüística sino también cultural.
El uso en México de “¿Qué tanto es tantito?”, por principio, es defensivo. La guerra que tuvo lugar entre México y los Estados Unidos entre los años 1846 y 1848, culminó con la pérdida del 55% del territorio que poseía México en ese entonces. Los estados de Texas, California, Nuevo México, Arizona, Nevada y Utah, así como algunas regiones de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma, pasaron a engrosar la geografía del que hoy es el país más poderoso del mundo. ¿Cómo explicarle a una nación, justo aquella en la que la España conquistadora fincó la capital de su imperio en el Nuevo Mundo, y a la que categóricamente llamó Nueva España? Muy simple: “Perdimos más de la mitad de nuestro territorio, pero… ¿qué tanto es tantito?”.
Por más folclórico que parezca, tiene sentido y es perfectamente válido. La primera reacción de un ser humano o una sociedad ante una tragedia o acontecimiento insólito, es la negación: “Esto no es posible, esto no ha ocurrido”. Luego de ello, es lógico que sobrevenga una dolorosa aceptación del hecho y la consecuente resignación. La que los mexicanos encontramos para sobrevivir al infortunio, no sólo fue la de minimizar la tragedia, sino también adjetivarla en diminutivo, para que de ese modo lo que era “tan grande o muy grande” fuese apenas “poco”.
Pero si el sentido defensivo de “¿Qué tanto es tantito?” es entendible y justificable, el sentido ofensivo, el que ha adquirido al decantarse en los usos y costumbres del llamado México “moderno”, es absolutamente perverso y execrable.
Cuando era niño, me tocó ser partícipe de un terrible accidente. Viajaba con mi hermana en la parte delantera de un autobús que el conductor conducía a exceso de velocidad una mañana nublada. Al salir de una curva, tres columnas de automóviles detenidos nos detuvieron. Tal fue el impacto, que una mujer salió disparada por la ventanilla trasera de su auto; ella y cinco personas más murieron. Asustados, mi hermana y yo buscamos a mi madre y descendimos del autobús; mientras caminábamos por ahí, vimos cómo el conductor era detenido por la policía, a punta de pistola, y nunca olvidaré lo que dijo: “Veníamos bien, no pasó nada”.
Que el dinero que tu madre te dio para comprar comida lo uses para jugar videojuegos, supone abuso e irresponsabilidad, pero no irás a prisión por ello. Que conduzcas a exceso de velocidad en condiciones riesgosas, y tu temeridad e irresponsabilidad acaben con la vida de seis personas, no te condena necesariamente porque no tenías la intención de ello. Pero que te excuses diciendo “no pasó nada”, te vuelve cínico y en consecuencia un asesino miserable. Pero siempre, porque así es México, podrás defenderte delante de un juez: “¿Qué tanto es tantito?”.
Un incendio accidental consume una guardería en un estado del norte de México. Mueren 49 niños y decenas resultan con heridos con quemaduras que marcan sus cuerpos y sus vidas. Al día de hoy, excepto una funcionaria de rango menor, ninguno de los implicados está en prisión. Como había cerca de 200 personas en la guardería, y sólo murió una cuarta parte de las mismas… ¿qué tanto es tantito?
Agosto 23, 2010: 72 inmigrantes de varios países de América, son masacrados en un rancho del pueblo de San Fernando, en el estado mexicano de Tamaulipas, por el Cártel de los Zetas. La cobertura noticiosa se diluye con el paso del tiempo y cuando los probables responsables son presentados en público, la cobertura mediática no se corresponde con la gravedad del hecho. Después de todo, ¿qué tanto es tantito?
Abril, 2011: 193 cadáveres son encontrados en fosas clandestinas localizadas en el mismo pueblo de San Fernando, o en las inmediaciones de él, y el tratamiento mediático es el mismo: gran revuelo al principio, ocultamiento y bajo perfil al final. Masacres como éstas equiparan a México con acontecimientos ocurridos en Argentina y Chile en la década de 1970, en Guatemala en la de 1980, en Serbia en la de 1990, en Alemania, Polonia, República Checa, Hungría, etc., durante la Segunda Guerra Mundial. Al día de hoy, no hay ni siquiera un intento de investigación por crímenes de lesa humanidad en cualesquier instancia de la ONU. Y es que, si lo pensamos, sólo por poner un ejemplo, un mal ejemplo, si seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis, 300 inmigrantes no son muchos. Es decir, ¿qué tanto es tantito?
Visto desde esta perspectiva, que un individuo cuyos padres seguramente fueron primos hermanos, suponga que es posible que tres metros tengan cabida en dos y con ello provoque una colisión de autos con pérdidas meramente materiales, no debe ser considerado ni tragedia, ni afrenta, ni siquiera estupidez (por más que lo sea), sino apenas el uso y las costumbres de una sociedad tan cínica, indiferente y comodina, que para permanecer en el Mundo decidió que lo inmenso es nada, que lo grande es nada, que la muerte es nada.
Total, ¿qué tanto es tantito?