Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: DIMITRI HOUTTEMAN – Unsplash

Si la historia no es mentira, los rusos vencieron a Hitler y a los nazis en Stalingrado, llegaron antes que los estadounidenses a Berlín, se quedaron con la mitad de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, pusieron en órbita el primer satélite y también enviaron al espacio al primer hombre y a la primera mujer.

Perdieron la carrera por llegar a la Luna, ciertamente, aunque ese nunca fue el propósito original de la Guerra Fría: de lo que se trataba era de colocar un artefacto en el espacio que estuviese equipado con una bomba atómica y que, llegado el momento, pudiese ser activada desde la Tierra y disparada con la finalidad de aniquilar a los Estados Unidos o a la –en ese entonces– Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: FERNANDO ACEVES

Look up here, man, I’m in danger

I’ve got nothing left to lose

I’m so high it makes my brain whirl

Dropped my cell phone down below

Ain’t that just like me?

Lazarus

Uno de los primeros días del mes de enero del año 2000, un teléfono sonó en la redacción del periódico Reforma de la Ciudad de México. Apenas escuchar el timbre, Carlos Meraz y yo nos sobresaltamos. Descolgué, encendí el altavoz, dije “Hello!” y, acto seguido, una voz de inconfundible acento londinense y coloratura de barítono, exclamó: “Soy David Bowie, chicos. ¿Cómo están?”.

Por ANDRÉS TAPIA

Desde que el hombre pudo tomar un trozo de piedra, papiro, papel o cualesquier otro material y contar en él y a partir de él una historia, la literatura ha permitido a sus protagonistas regresar y existir eternamente. A eso se refería Honoré de Balzac –a quien se le atribuye la creación de dicho recurso literario– con el retorno de los personajes.

La fórmula de Balzac halló eco muy pronto y sería Edgar Allan Poe, a través de la figura del Chévalier Auguste Dupin [“Los crímenes de la Rue Morgue” (1841), “El misterio de Marie Rogêt” (1842) y “La carta robada” (1844)], el primero en utilizarla.

De ese modo, Poe plantó la piedra filosofal de la novela policiaca, la cual se convertiría en género literario a partir de la aparición, unas décadas más tarde, del Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle y el Hercules Poirot de Agatha Christie.

Por ANDRÉS TAPIA

La canción a la que más tiempo le ha tomado llegar a la cima de las listas de popularidad pertenece a David Bowie. Se escuchó por primera vez en la radio el 11 de julio de 1969, tan sólo unos días antes de que la misión Apollo 11 despegase de la Tierra (julio 16), para luego alunizar el 20 de julio a las 20:17:40 horas (UTC) en el Mar de la Tranquilidad de la Luna. Mientras la nave descendía en el único satélite de la Tierra, en la transmisión televisiva de la BBC la hicieron sonar como música de fondo. David Bowie, quien entonces tenía 22 años, miró y escuchó fascinado todo aquello sin creerlo del todo.