Por ANDRÉS TAPIA
En la década de 1970 el periódico mexicano Excélsior publicaba los días domingo, al igual que muchos otros diarios del mundo, un suplemento de tiras cómicas que en su mayoría estaba formado por viñetas creadas por dibujantes y escritores estadounidenses.
De formato tabloide y con tan sólo ocho páginas, el papel que las contenía –medio pliego en el argot de las imprentas– no venía de origen seccionado sino que era necesario cortarlo para poder leerlo de manera común. De no hacerlo así su lectura implicaba los malabares que haría cualquier persona que desdobla un mapa plegable.