Vivir, gobernar, patear un balón, diseñar un vestido, cuidar un planeta, acaso se hayan convertido en oficios en los tiempos más recientes de la historia de la humanidad. Pero, en modo alguno, son y serán jamás un arte. Aunque siempre, siempre, requerirán a un artista

Por ANDRÉS TAPIA

Hoy hay dos noticias, una buena y una mala. La buena es que Donald Trump, el bully de Andrés Manuel López Obrador que lo obligó a hacer todo lo que quería, se rindió al fin. La mala es que el presidente de México cree firmemente que nació para cambiar la historia

Por ANDRÉS TAPIA

Por ANDRÉS TAPIA

Pretender denostar o minimizar el talento de Diego Armando Maradona, ya sea en círculos académicos cerrados, barrios populares, sobremesas casi imposibles en estos tiempos o en las volátiles redes sociales, es un despropósito y equivale a atentar contra el dios de una de las tres principales religiones del Mundo. O, mejor dicho, cuatro, porque nos guste o no el fútbol es la cuarta. Y lo que ocurrió ayer refiere una fascinación sólo comparable a los excesos intrínsecos de una religión.

México fue el escenario en el que Maradona protagonizó su gesta más grande: la consecución del segundo Mundial de Fútbol para Argentina, el más importante, el verdadero y auténtico, porque el primero, el conseguido en la propia casa, ese no cuenta. Acaso porque cuando ocurrió, 1978, la Argentina tenía otras cosas por las que preocuparse: una dictadura militar había sometido al país y sobrevivir era más importante que un campeonato de fútbol.

Por ANDRÉS TAPIA / Fotografía: ALEXANDER POPOV / UNSPLASH

Chris Wetherell, el desarrollador tecnológico que lideró el equipo que inventó la función retweet en la plataforma de Twitter, hace poco más de un año declaró en una entrevista con el portal de noticias Buzzfeed News que la primera vez que contempló a un Twitter Mob (mafioso o capo de Twitter) hacer uso de la herramienta que ayudó a crear, pensó: “Quizá le dimos un arma cargada a un niño de cuatro años”.

A simple vista podría parecer una afirmación exagerada, pero Wetherell está convencido que el botón de retweet ha contribuido a amplificar el odio y las noticias falsas, a polarizar a la opinión pública y a crear una suerte de mentalidad criminal.

Por ANDRÉS TAPIA

La Asociación Nacional de Recintos Independientes (NIVA, por sus siglas en inglés) se asoció con YouTube para realizar un festival virtual en el que un grupo de notables intérpretes del rock, el pop y el country de Estados Unidos, llevó a cabo una serie de actuaciones en algunos de los más icónicos escenarios de ese país. No se trató, empero, de las grandes palestras, sino de aquellas que fueron el impulso inicial de algunas bandas que se convertirían en leyendas, o bien el piso sobre el cual algunas leyendas dejaron ahí su huella.

Uno de los sitios elegidos fue el Whisky A Go-Go, un club nocturno a medio camino de lo grandioso, lo pretencioso, lo trash y lo aspiracional, que está situado en el número 8901 de Sunset Boulevard, justo en la esquina de North Clark Street, en el corredor conocido como Sunset Strip, en la demarcación de West Hollywood que pertenece al condado de Los Ángeles, California.

Por ANDRÉS TAPIA

En la década de 1970 el periódico mexicano Excélsior publicaba los días domingo, al igual que muchos otros diarios del mundo, un suplemento de tiras cómicas que en su mayoría estaba formado por viñetas creadas por dibujantes y escritores estadounidenses.

De formato tabloide y con tan sólo ocho páginas, el papel que las contenía –medio pliego en el argot de las imprentas– no venía de origen seccionado sino que era necesario cortarlo para poder leerlo de manera común. De no hacerlo así su lectura implicaba los malabares que haría cualquier persona que desdobla un mapa plegable.

Por ANDRÉS TAPIA / Fotografía: SRINI RAJAN – CC BY-SA 2.0

“La suciedad acumulada de todo su sexo y crímenes subirá como espuma hasta sus cinturas y todas las putas y los políticos mirarán hacia arriba y gritarán: ‘¡Sálvanos!’ Yo miraré hacia abajo y susurraré: ‘No’”.

Quien dice lo anterior es el gran ausente, y no, de la serie de televisión Watchmen que hace unos días consiguió una gran cantidad de Emmys que engrosarán las vitrinas de HBO. Se hace llamar Rorschach y es el superhéroe que en el universo de los cómics, alterno por naturaleza a la realidad, es algo así como la versión alcohólica y nada glamurosa de Batman.

Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: DIMITRI HOUTTEMAN – Unsplash

Si la historia no es mentira, los rusos vencieron a Hitler y a los nazis en Stalingrado, llegaron antes que los estadounidenses a Berlín, se quedaron con la mitad de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, pusieron en órbita el primer satélite y también enviaron al espacio al primer hombre y a la primera mujer.

Perdieron la carrera por llegar a la Luna, ciertamente, aunque ese nunca fue el propósito original de la Guerra Fría: de lo que se trataba era de colocar un artefacto en el espacio que estuviese equipado con una bomba atómica y que, llegado el momento, pudiese ser activada desde la Tierra y disparada con la finalidad de aniquilar a los Estados Unidos o a la –en ese entonces– Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: EVENING STANDARD

Hace algunos años, el etólogo, zoólogo y pintor surrealista británico Desmond Morris, uno de los últimos de esta corriente artística que permanecen vivos, durante una conversación telefónica, a pregunta expresa en relación a la supervivencia de la raza humana, me respondió que estaba seguro que sobreviviríamos como especie –si bien en detrimento de otras–, pero que sospechaba que enfrentaríamos severas pérdidas y que éstas estarían relacionadas con el surgimiento de enfermedades que tomarían por sorpresa a los científicos.

Por ANDRÉS TAPIA

No debe ser fácil vivir en un país en el que tus abuelos asesinaron a seis millones de personas. Pero si no fueron tus abuelos, entonces tuvieron que haber sido los hermanos de tus abuelos. Y si tampoco fueron los hermanos de tus abuelos, entonces fueron los amigos de tus abuelos y sus hermanos. En todo caso alguien de tu familia cercana, o cercano a tu familia, fue partícipe de uno de los horrores más terribles que haya conocido el mundo. El único requisito para que eso ocurra es que hayas nacido en Alemania un poco antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

A casi 75 años del final del conflicto bélico que más muertes ha causado en la historia de la humanidad, más de uno querría dar vuelta a la página y echarle un vistazo al presente y al futuro, o acaso, simplemente, dejar de mirar el pasado y atender los problemas que enfrenta el mundo el día de hoy y que, llegado el momento, podrían devenir en un conflicto tanto o más mortífero.

Por ANDRÉS TAPIA

Es un tiempo tan antiguo que ya no se recuerda. Pero si los historiadores modernos supieran sumar y restar, caerían en la cuenta que no ocurrió hace mucho tiempo. Son 20 años, apenas dos décadas, pero por la manera en que se han sucedido los eventos parecen haber transcurrido dos siglos, es decir, 200 años.

Entonces, si querías comunicar algo –y ese algo al ser expuesto a la opinión pública tenía el potencial de incidir en la vida de una comunidad, una sociedad, un país o el Mundo–, llamabas a los medios de comunicación, o te imponías sobre ellos, y haciendo uso de las facultades omnímodas y plenipotenciarias de un Estado, emitías un mensaje en televisión interrumpiendo la programación habitual de todas las cadenas.

Por ANDRÉS TAPIA

El 29 de septiembre de 2016, Kellyanne Conway, consejera oficial de Donald Trump, se presentó en el programa periodístico The View que transmite la cadena estadounidense ABC. Al ser cuestionada por los continuos ataques que Trump había dirigido en el pasado a la modelo y actriz venezolana Alicia Machado, Conway sugirió que la ex Miss Universo “obviamente tiene un pasado conflictivo”.

Cuando los conductores le preguntaron por su sentir en relación a la forma en que Trump suele referirse a las mujeres, Conway argumentó que ella jamás hablaba del peso y la apariencia de la gente y, por el contrario, aventuró que muchos de los televidentes que en ese momento veían la entrevista seguramente estaban publicando tweets en torno a su inteligencia y apariencia. “Nunca supe qué tan fea y estúpida era yo hasta que, se imaginarán, surgió Twitter”.

Por ANDRÉS TAPIA

El 2017 es un número primo. El 306º en la lista de los números que sólo son divisibles entre sí mismos y la unidad. Si a 2017 se le despeja de la siguiente manera: 2017+(2-0-1-7), el resultado es 2011, el anterior número primo en la escala de los números de esa clasificación. Pero si se retira el paréntesis y en contraposición se añaden sólo signos de adición (2017+2+0+1+7), el resultado es 2027: el 307º número primo, es decir, el siguiente en la lista de los números naturales mayores a 1 que sólo tienen dos divisores.

Si a 2017 se le resta el anterior número primo (2011), el resultado es 6. Si se suman los cuatro dígitos de 2017 (2+0+1+7) la suma ofrece 10. La suma de 6+10 es 16, es decir, el cuadrado perfecto de 4 entre los números primos 305 y 307, y la diferencia entre uno y otro. ¿No basta? Sumemos entonces 3+0+5+3+0+6+3+0+7. ¿Resultado?: 27. El 27 no es un número primo, como tampoco lo es 25, que representa la suma por dígito individual de 2+0+1+1+2+0+1+7+2+0+2+7. Sin embargo, si del mismo modo se adiciona 2+7+2+5, de nuevo tenemos 16.

Por ANDRÉS TAPIA

La imagen posee un dejo de poesía en tiempos en los que la poesía es un commodity arcaico que muy poca gente adquiere. Por ello mismo, se eleva tan lenta y torpemente como un albatros, esa ave marina que necesita de una corriente de aire considerable para alzar su primer vuelo, pero que, una vez que despega sus patas de la arena, excepto en temporadas de apareo, es casi imposible volver a contemplarla en tierra firme.

Tres camionetas modelo Suburban de la automotriz General Motors que forman parte del convoy que protege al actual inquilino de la Casa Blanca, adelantan a una mujer en bicicleta que, al caer en la cuenta que protegen a Donald Trump, levanta su brazo izquierdo y, con la mano correspondiente, exhibe en alto su dedo medio: esa señal rotundamente sexual y machista que, a un mismo tiempo, supone un insulto y una afrenta: “¡Que te jodan, Donald!”.

Por ANDRÉS TAPIA

Existe un proverbio de origen desconocido –aunque algunas fuentes lo presumen anglosajón– que asegura que “el diablo está en los detalles”. Dicha frase, empero, es una variante de “God is in the detail” que, alternativamente, se atribuye al arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohen, al historiador de arte –también alemán– Aby Warburg y al escritor francés Gustave Flaubert, si bien la estructura gramatical de este último ostenta una mínima pero sutil diferencia: “Le bon Dieu est dans le détail (el buen Dios está en el detalle)”.

El pasado domingo 27 de agosto, viajé de regreso de Las Vegas, Nevada, a la Ciudad de México. Asistí a la convención que anualmente celebra en esa ciudad la automotriz General Motors, y decidí quedarme por mi cuenta el fin de semana.

Por ANDRÉS TAPIA // Fotografía: QUINN ROONEY (GETTY IMAGES)

A Ethel, que más que yo ha esperado tanto tiempo por este día

El invierno en el hemisferio sur tiene lugar en el verano del hemisferio norte; es el mes de julio del año 2017. Con temperaturas que descienden más allá de los -50º Celsius, un trozo de hielo de cuatro veces el tamaño de la Ciudad de México se desgaja de la Antártida.

Al dejar de formar parte de la placa continental, muta su nombre al de iceberg, no de isla, pues en rigor no se trata de una zona de masa estable, sino de una porción de hielo susceptible de derretirse y de flotar a la deriva durante un tiempo indeterminado.

Los científicos levantan la mirada al cielo –como si interpelaran a Dios– y se preguntan si este fenómeno tiene que ver con el calentamiento global y los seres humanos somos responsables de ello.

Por ANDRÉS TAPIA // Fotografías: AP

En su cuenta de Twitter @realDonaldTrump, el actual inquilino de la Casa Blanca (me rehúso a llamarlo presidente) sólo es seguidor de 45 personas o entidades. La mayoría de ellos son familiares, miembros de su gabinete, periodistas de Fox News o las cuentas de algunos de sus hoteles.

De entre todos ellos, destacan el periodista Piers Morgan y el magnate y CEO de la WWE Inc., Vince McMahon; ambos son sus amigos. Con el primero está unido por una extraña e improbable amistad en tanto uno esperaría de Morgan algo más de su flema británica y su muchas veces visceral espíritu crítico; con el segundo, Trump sostiene una relación entrañable, de camaradería íntima e infantil, sólo posible entre aquellos que han sido amigos durante muchos años.

Por ANDRÉS TAPIA

Cuando tenía siete años, Roger Stone participó en un ejercicio electoral en el colegio. Era el otoño de 1959 y John F. Kennedy y Richard Nixon contendían por la presidencia de los Estados Unidos. Los padres de Stone eran republicanos, pero sentían simpatía por Kennedy en tanto era católico como ellos. El imberbe Roger, político precoz, decidió que Kennedy debería ganar a costa de todo. Para ello informó a sus condiscípulos, uno a uno, que una de las políticas de Nixon era instaurar clases los sábados.

Eventualmente John F. Kennedy ganaría en el ejercicio del colegio de Stone. Y en la elección real se convertiría en el 35º presidente de los Estados Unidos.

Por ANDRÉS TAPIA

Hace unos años los ecologistas nos vendieron una imagen cierta, pero chantajista: un oso polar se mantiene en pie sobre un breve trozo de hielo que apenas lo contiene y flota a la deriva. Es la primavera en el Círculo Polar Ártico y eventualmente ese pedazo de hielo va a derretirse. La narrativa tramposa nos hace suponer que el más grande de los osos que habitan la Tierra terminará ahogado. Nada más falso.

Los osos polares son grandes nadadores, tanto que podrían rivalizar con Michael Phelps. Son capaces de nadar por horas, alcanzando una velocidad de 10 kilómetros por hora, y existen casos documentados en los que se les ha visto recorrer hasta 100 kilómetros sin descanso.

Es sólo que, por más poderoso que sea, ningún mamífero terrestre es capaz de nadar eternamente.